¿A partir de cuando nos damos cuenta de lo indispensable de formar nuestro propio juicio y cómo esto se alcanza por medio de la educación? En mi parecer no hay edad determinada, pues para cada uno es distinta la situación y se da en el momento menos esperado, y es justo lo que le paso a Tara Westover, la autora del libro “Una educación”, publicado en el año 2018, el cual se conviritió un en una historia memorable que ha transformado e inspirado a masas americanas.

Una historia que refleja las memorias de su infancia, que con gran valentía nos platica de su experiencias que determinaron ser la persona que es hoy. Desde el principio da una clara imagen de ser una niña insegura que se preocupa por ser la hija adecuada que espera su familia mormona; sin cuestionar sus pensamientos ni valores. A través de las páginas se puede observar que el trastorno bipolar de su padre incitó que sus hermanos como ella vivieran en el aislamiento con prejuicios, carencias educativas y desconocimiento de su alrededor. Todo cambia en el momento que se determinó en asistir a la universidad; con un gran ilusión y miedo se encaminó a la puerta de la universidad Brigham Young University, que le abrió su mentalidad a un nuevo mundo de conocimientos en donde tuvo la oportunidad de estudiar temas que eran desconocidos para ella como los movimiento de los derechos civiles y el Holocausto, con gran interés e inteligenica pudo conocer y dominar los temas.

Desde aquel instante empieza a ver con otros ojos los comentarios y acciones de su familia y como le estaban impidiendo “construir su pensamiento, crearse a sí misma”. Lo que más me llamó la atención fue que al cuestionar y negar su educación de pequeña la denominaba ser una persona infiel y perversa. Hubo momentos, que el tener que ir a lo contrario de lo que le enseñaron en su hogar la hizo sentir culpable y desvergonzada.

“Toleraba cualquier forma de crueldad mejor que la amabilidad. Los elogios eran un veneno para mí; se me atragantaba.”

Emergida en una culpabilidad se impidió el amor propio, prefería mil veces recibir gritos porque por lo menos se podría defender a regañadientes; sin embargo, con los elogios quería escapar corriendo a su montaña de Cliton, Idaho. Estas cicatrices de violencia vivida de pequeña pasaron factura. Al final, la ruptura de lazos con su familia fue lo mejor que pudo haber hecho. El mensaje que presenta el libro es que la educación no solo es primordial para nuestra formación de perspectiva, sino también es el arma que nos libera de aquellas cadenas que suelen sujetarse a la sociedad para no evolucionar ni debatir lo que pasa en nuestra realidad.