Internacionales
El escudo ruso se empieza a quebrar
Diego Varela
29 de septiembre de 2023
Nota: El último ataque ucraniano a Crimea vió el Cuartel General de la Flota Rusa en el Mar Negro siendo totalmente destruido, en lo que fue un fuerte golpe a la moral y el orgullo ruso.
Cuando empezó la guerra en Ucrania, los analistas del Pentágono no le daban más de una semana de vida. Todos esperaban una conquista rápida de la totalidad del territorio ucraniano. Hoy, sin embargo, 19 meses después, Ucrania está a la ofensiva, y amenazando directamente la fortaleza rusa que hasta ahora se veía inexpugnable, y el que sería el trofeo de una victoria total ucraniana: Crimea.
Los ataques en Crimea empezaron hace meses, con el primero siendo el 8 de octubre del año pasado. Una explosión dañó de forma importante el puente de Kerch, vía de logística vital para las fuerzas rusas, y Ucrania se adjudicó el ataque hasta julio de este año. Poco a poco, las fuerzas ucranianas empezaron a arriesgarse cada vez más. Tras recibir misiles de largo alcance “Storm Shadow”, cortesía del Reino Unido, más ataques empezaron a golpear infraestructura clave: Depósitos de combustible, vías logísticas e incluso uno que otro puerto. La cúpula política del Kremlin protestó fuertemente contra el envío de misiles de largo alcance, pero poco después Estados Unidos entregó sus propios misiles.
El 24 de agosto, día de independencia ucraniano, Ucrania desembarcó un contingente de 100 marines entrenados en Reino Unido en la península y ondearon la bandera de su país. Pero el verdadero propósito fue revelado después, cuando se reportó que el equipo uraniano destruyó radares rusos valuados en $500 millones de dólares. Desde entonces, una grieta importante en el escudo ruso permitió a los ucranianos atacar puertos, destruir un submarino y una nave de logística rusa, bombardear más caminos y, más recientemente, el Cuartel General de la Flota rusa en el Mar Negro.
Estos son cambios importantes en la dinámica de poder de la guerra, que ocurren justo cuando la contraofensiva ucraniana, empezada en junio, empieza a dar también sus frutos. Hace una semana, fuerzas ucranianas afirmaron haber roto la primera línea de defensa rusa en la zona de Zaporiyia. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que tardaron meses en hacer este progreso, a costa de muchísimas pérdidas, y que aún hay otras dos líneas defensivas que romper antes de llegar a Tokmak, primera ciudad importante en el camino ucraniano hacia Crimea.
Pero, ¿lograrán tomarla? Zelensky ha dejado claro que no espera terminar la guerra hasta volver a las fronteras de 2014, que incluyen Crimea, aunque muchos analistas creen que un ataque directo en la península es la línea roja que podría desencadenar ataques nucleares rusos con ojivas tácticas (no lo suficientemente grandes como para destruir una metrópolis, pero con suficiente poder para borrar a un ejército concentrado).
Países de Occidente están empezando a impacientarse con la situación en Ucrania, como es el caso de Polonia, que fue la principal aliada de Ucrania desde los primeros días de la invasión, pero ahora afirmó que dejará de enviar armamento y de recibir refugiados ucranianos. Si más países abandonan a Ucrania, escenario que se volvería extremadamente plausible de ganar Donald Trump en Estados Unidos, Rusia podría recuperar la iniciativa que perdió desde hace más de un año.
Queda por ver si Ucrania sabrá aprovechar las pocas semanas que quedan antes de que la tierra se vuelva lodo y la contraofensiva se vuelva imposible hasta dentro de unos meses, o si perderá la oportunidad de recuperar la confianza de sus aliados occidentales.